ELLA

29 de enero de 2015

Ella, fuerte, sólida e independiente, marca su espacio y su huella se dibuja profunda en el suelo que pisa. La observo desde hace tiempo, más de un año, la quiero, la conozco y es un misterio. Por momentos mi deseo ha sido entrar en su mundo, develar el misterio de su persona, adentrarme en las profundidades de su psique y de sus emociones, ser parte de ella y que ella sea parte mía.

La veo sonreír, su boca amplia se extiende y su dentadura se asoma sin enfado iluminando su rostro, ese rostro imperfecto, de formas extrañas y proporciones irregulares. No es su cara, ni son su ojos, no es su cuerpo, ni sus brazos, no son sus piernas, ni sus pechos, no es su cabello, no son sus manos, ni es su vientre lo que me gusta, es ella, es ella, ella es la que me gusta.

Desde hace tiempo la observo, la he visto entregarse, la he visto querer a alguien, la he visto quererme a mí, pero últimamente la he visto quererse a ella. Vive sola, no es de nadie, es de ella, y de ella se desprende el cariño, el amor que entrega, que regala a su madre, a su hermana, a su amiga, a su gata.

No es de nadie, ella es, es independiente y llena de encanto. Hoy la recuerdo y el corazón me habla, sus palabras son cálidas, atrás quedó el sabor amargo de la perdida y el vacío de la distancia.  Una vez más el tiempo ha templado circunstancias, hoy la siento cerca. Aunque sé que quizás nunca más vuelva a besar sus labios, a tomarla de la cintura y pedirle que sea mía.

He perdido mi lado salvaje, el hombre arrebatador, nutrido de estereotipos que como un macho la domaría, pero yo no soy así, nunca lo he sido, no he perdido nada. No la veo como símbolo de posesión, la deseo, es verdad, pero mi mayor deseo no es tenerla, sino tenernos; hoy que la observo detenidamente, que la pienso y me pregunto qué pasará detrás de su mirada, me doy cuenta que tenernos es compartir este momento irrepetible, sencillo y espontáneo, definirnos uno al otro en su mirada y en mi mirada.

Ninguno es de nadie, somos dos seres que cruzaron camino, que se conocieron y comparten un vínculo, y que cada cierto tiempo, de vez en cuando, sin fecha, sin horario, se reúnen, comparten risas, conversan y un clima cálido los arropa. Después cada uno continúa su vereda con la incógnita del futuro, pero hoy solo quiero hoy, sólo este momento, mañana llegará solo.

Comunicado

                                                                             27 de enero de 2015

Querido (a) lector (a):

He pensado que quizá me justifico demasiado, así que esta vez no lo haré.

Es verdad que desde hace algún tiempo este blog se encuentra abandonado pese a mi promesa de subir un texto cada semana. Si bien durante un par de meses traté de cumplirlo, lo cierto es que en este momento es indiscutible que no se ha logrado. Y ahora que el primer mes del nuevo año está por terminar, quería detallar algunos de los motivos por los que este espacio se haya deshabitado.

La razón principal (y no es justificante), es que me he encontrado absorto de trabajo, aunque a pesar de ello, he continuado escribiendo, lo cual me ha hecho sentir muy tranquilo y por ende he dejado pasar el tiempo sin detallar nada en el sitio.

Actualmente he enfocado mis esfuerzos en desarrollar historias, ficciones; que buscan abordar un espacio de mayor extensión y quizás hasta cierto punto de mayor profundidad  del que había hecho con mis trabajos anteriores. Es por esto que me he concentrado en este nuevo proyecto y he dejado un poco en el olvido el espacio del blog.

Sin más por ahora que no sea este anuncio, y en el caso de que allá fuera exista una persona a la que le interesen las líneas que aquí se publican, es todo por ahora. Esperen noticias pronto. Gracias.

Atte.

El aprendiz.

10 de abril de 2008

Un hombre solo, sin talentos aparentes, postrado en una cama, un cuarto pequeño semivacío, desordenado y a oscuras, la soledad le pesa en el rostro, las luces de los autos se deslizan por una ventana e iluminan un poco el cuarto, la noche es silenciosa, aunque llena de murmullos interiores, la falta de amor y cercanía humana lo hacen a uno entristecer, el silencio se vuelve eterno y la nada es todo, en vano se buscan motivos, la falta de amor propio penetra en la médula del alma y del cuerpo, la noche es infinita, el sueño hipnótico nos tortura al despertar y saber que todo lo bueno que se soñó es una mentira absurda.

El tiempo se hace eterno, la vida amarga, caminando en tardes vacías, la lluvia ya no me moja,  mi tristeza es onda, no hay nadie por quien sonría cada mañana, el dolor se marca en mi piel, no es algo que pueda ocultar tan fácilmente como ocultar un objeto;  no hay nada aquí, los días solo pasan y sobrevivo por instinto, solo me queda mirar mi realidad porque soñar ya no me invita a nada, soy un espectro viviente, un ser penante en vida, la noche es eterna en mi alma.

Lo que me asusta del tiempo

 La persistencia de la memoria. Salvador Dalí (1931) La persistencia de la memoria. Salvador Dalí (1931)

12 de mayo de 2014

Lo que me asusta del tiempo es que se escapa, no se puede atrapar, es como una bestia indomable que pasa fugazmente sin que se pueda llegar a domesticar, pero esta metáfora es pobre, porque el tiempo no es un ser, ¿qué es entonces?, no lo sé, solo es, existe, es constante, no deja de fluir y pasa para todos, es tan mío como tuyo, como lo es del sujeto que en este instante se encuentra en una oficina donde el ruido del teléfono, el sonido de los teclados, los murmullos, y las voces de extraños, combinadas con el estruendo de sus pasos al transitar por los pasillos es agobiante, claustrofóbica, en ese sitio el tiempo está,  está para todos, para  ellos, para nosotros, es democrático y al mismo tiempo tirano, no es de nadie, tan solo nos regala la ilusión de que es nuestro, que cada quien decide qué hacer con él, nos engaña y se regala a cada persona, pero esto no siempre es verdad, tan solo a veces.

Lo que me asusta del tiempo es que se va, que dura un instante, que hoy es 2014 pero hace tres años era 2011 y mi vida era otra, lo que me asusta es que el tiempo borra o nos arranca los momentos que se van construyendo sobre el mismo, hace unos años yo era alguien diferente, vivía en una casa diferente y eran otras mis rutinas, hoy pareciera que ya nada de eso existe, quedan para nosotros tan solo unos rasgos, evidencia de que en efecto aquel tiempo fue verídico y en realidad pasó, pero si no tuviese memoria todo se borraría sin dejar rastro, como el viento borra las dunas en el desierto. Si no fuese yo mismo el que supiera que aquel objeto que aún conservo desde 2009 o aquella fotografía del año pasado no son míos o representan algo que viví quizás nadie lo sabría, y si un día despertase sin memoria, tan solo viviendo el momento que construyo en este instante, mañana no sabría lo que soy, lo que he sido o lo que he vivido. Sin memoria un día dentro de cincuenta años despertaría, para observar el reflejo de un viejo extraño, en donde el tiempo aró sobre su rostro los surcos indelebles de su paso.

Martes 11 de noviembre de 2014

Un nuevo día, un día frío y nublado; ajenas a la influencia del clima las emociones de hoy no se ven afectadas por la atmósfera que me rodea, al contrario, por lo regular soy de los primeros en celebrar días como este, sin embargo hay momentos como este en que despierto más derrotado que entusiasta, más cansado y hastiado del mundo que queriendo formar parte de él. Como cada mañana, me levanto y me preparo para ocupar mi lugar dentro de la masa que se moviliza por la ciudad, me alineo con la histeria colectiva que se mueve por las avenidas, soy parte de esta marcha de gente, me guste o no, un rostro más entre el grupo de anónimos que solemos coincidir jornada a jornada.

Influenciado por esta nueva ola de buena vibra, bienestar y vegetarianismo, pretendo llevar una vida saludable (fitter, happier and more comfortable), así que preparo un nutritivo desayuno, aunque sé que nunca sería vegano, intento que mi comida incluya frutas, lácteos, cereales y algún alimento bajo en grasas al cual acompaño con un licuado, una dosis de multivitamínicos y remato con una taza de café para mantenerme despierto durante las primeras horas de la aplastante rutina.

Salgo de casa, me enfrento al tráfico matutino y a la horda gigantesca de energúmenos motorizados que amenazan con demoler al peatón como si fuese una plaga, en seguida espero pacientemente a que algún autobús se apiade de mí y se digne a recogerme, deseoso que el déspota chofer no me pase de largo con tiranía. Una vez dentro debo hacer un esfuerzo para mantener el equilibrio en el vehículo, al menos hasta que algún asiento se desocupe; aunque por lo general intento disfrutar el viaje y sobrevivir a la lata de sardinas en que me transporto, hay días en que simplemente es casi intolerable, y es peor cuando por más esfuerzo y premura que pongo para llegar a tiempo al trabajo llego tarde a la cita que tengo con el diminuto asiento que hay reservado especialmente para mí por las siguientes ocho horas, en donde el trasero se aplasta hasta que se acalambra y en donde la bienvenida a la jornada es un correo electrónico de mi jefa, quien con aparente amabilidad me amenaza con quitarme dinero para evitar que llegue tarde; créanme que no suelo ser impuntual, y nunca había llegado tan tarde como este día, pero en verdad hoy las calles se atestaron de gente, automovilistas prepotentes y arrogantes que como yo se dirigían a sus cubículos desinfectados o a sus oficinas ejecutivas en donde con gran esmero y dedicación cada uno de nosotros se dedica a engrasar la maquinaria de este sistema podrido que espero reviente pronto.

Como cada día, de lunes a viernes, de nueve a cinco, me dispongo a rellenar papeles, tablas, listas e infinitas llamadas telefónicas, insatisfecho intento convivir con los que me rodean tan solo para descubrir que la mayor parte del tiempo tenemos casi nada en común, por eso hoy preferí mantenerme en silencio, evitar el contacto visual y disfrutar del aislamiento que pueden ofrecer un par de audífonos y mi apatía hacia su presencia.

Como en tantas ocasiones la música y la imaginación me trasportaron a un lugar mejor, en donde no formo parte de este sitio, en donde al menos por un momento puedo estar más contento y satisfecho, o tan siquiera escuchar atentamente esas odas a la soledad, al aislamiento, esas canciones cargadas de crítica social que tanto disfruto. ¿Es esta actitud un escapismo inútil que alimenta mi egoísmo? o ¿realmente me es tan difícil la convivencia?, no lo sé, pero hasta ahora así pintan las cosas desde mi rincón del mundo, y aunque dentro de mí la esperanza se mantiene con vida, espero que esta situación pase pronto, que algún día pueda ser más libre o al menos abandonar este puesto, para por fin ocupar el lugar que quiero ocupar, aunque a veces ni yo mismo sepa qué lugar es ese. La mayor parte del tiempo me encuentro más confundido que confiado, con más interrogantes que respuestas, pero sigo esperando que tal vez algún día pueda encontrar mi lugar en el mundo, sentirme seguro y formar parte de algo y de alguien.

Quizás después de todo sí soy un mal empleado, un zángano que llegó a las entrañas de esta organización para llegar tarde, quejarse todo el tiempo y ocupar su tiempo de oficina en escribir textos insufribles de desahogo y melancolía, quizás soy tan solo un bulto que viene a ocupar el mobiliario, a desgastar los equipos, mal gastar la energía eléctrica y el internet en fines personales, a quien al final de cuentas le importa un pepino el éxito de la asociación, ¿en verdad seré este implacable egoísta al que como tal solo le importa su bienestar, su satisfacción?, ¿en realidad no puedo ver más allá de mi nariz, pero que gusta disfrazar mi propio despotismo con críticas al sistema?, temo que sea cierto, me asusta ver mi propio reflejo, mi reflejo más crudo, el más negro, el que generalmente es el más acertado, y aunque de verdad intento cambiar y ser un buen perro, uno fiel y obediente, hay veces en que tengo que lanzar la mordida, ladrar y gruñir, si al final me siento miserable es porque nunca terminaré de empatar las dos caras de mi naturaleza y pretendo engañarme con ser un cien por ciento de una sola cosa, lo que finalmente desemboca en una dualidad irreconciliable, llena de remordimiento, que me impulsa a  escupir líneas de desahogo, impotencia y enojo que después de un tiempo terminan por desagradarme.

Lunes 6 de octubre de 2014

Un día más. Despierto con el ruido de la alarma a pesar de que mi cabeza estaba consiente desde momentos antes, mi mente y mi cuerpo no están sincronizados, el cuerpo me pide que me quede un momento más, pero la cabeza comienza a relampaguearme con pensamientos, ideas y pendientes para el día, los ojos me pesan pero los obligo a abrirse. Tomo una toalla y me meto a la ducha. El agua caliente me cobija del frio que impregna el ambiente, recorre mi cuerpo y lo arropa; despierto, me preparo para una jornada eterna en mi minúsculo cubículo, esa pequeña caverna del mundo contemporáneo que cada empleado tiene asignada, un espacio claustrofóbico, frío, anónimo; si el día de mañana yo desapareciese, sería sencillo otorgarle mi lugar a un sustituto, no hay nada más impersonal que esta serie de mini oficinas diseñadas para robotizarnos, sistematizar la producción y aplastar despiadadamente toda ruta de escape.

Vivo en mundo de drogas, lícitas e ilícitas, nuestra sociedad es adicta a ellas, las adora, pero se ha encargado de satanizar aquellas que te apartan del sistema y te hacen abrir los ojos y la mente, mientras que vanagloria a las que te ayudan a funcionar dentro de la máquina. La cafeína por supuesto, es la sustancia perfecta para este propósito, y cada mañana tomo una dosis, no muy alta, lo suficiente para sentir el golpe de energía, ahora mismo siento ese rush, ese impulso que patea mi cerebro y me acelera el corazón, pum, pum, pum, parece que mi corazón salta por encima del pecho, mis dedos teclean con velocidad, me siento fuerte y débil al mismo tiempo, taquicárdico, irritable y violento. Todo pasa dentro de mí mente, estas ideas, las sensaciones, el enojo, la impotencia… del exterior recibo una música suave y onírica que llega a mis oídos desde un par de audífonos aislantes; si pudiera verme desde fuera ¿cómo me describiría?… vería a un tipo serio, que golpea incesante las teclas su computadora, la mirada fija, parece tranquilo y concentrado, me pregunto si mis compañeros pensarán que trabajo animosamente, como si estuviese redactando las cartas en las que me arrastro ante mis superiores, en las que suplico por su apoyo, me llena de malvado egoísmo y tiranía saber que ellos ignoran que escribo un texto triste y enojado, en donde descargo toda la impotencia que me llena al vivir en este mundo de apariencias, donde no importa quién eres, menos lo que haces, y donde solo cuenta lo que pareces ser y hacer.

Fachadas, imágenes vacías de la gente que me rodea, solo veo y vemos recipientes, etiquetas y empaques atractivos, todo está lleno de color y energía, tanta que contrasta con el gris del cielo de esta mañana, yo soy un cascarón más en este día, un envoltorio lleno de aire con poca sustancia, un monstruo inflado con gas, gigante, grotesco, falso, que aparenta poder, pero es tan frágil que se podría ponchar con el roce de un alfiler, tomaría un lanzallamas para prenderle fuego a todo, destruirlo, pero solo soy la idea del enojo, no una manifestación verdadera, pura pretensión y mucha cobardía.

Me siento tan vacío desde que se fue la imagen y la idea de la que parecía llenarme. Desconozco si ella era real, es muy probable que todo haya sido obra de mi imaginación, no sería la primera vez, hoy en día todos parecemos enamorarnos de una mera imagen, conceptos que tenemos y nos hacemos del otro, pero ya nadie se preocupa por ir más allá; desde que los verdaderos credos murieron solo nos importa seguir la corriente, ir con el mundo a pasos agigantados y velozmente, más rápido, más rápido, olvídate de todo, solo sigue corriendo hacia adelante, nunca voltees y nunca frenes, exige más de la vida, más placer, más diversión, solo tienes una vida y hay que disfrutarla, nunca te quedes a contemplar las hojas que caen de los árboles en otoño, o el aroma de la lluvia, aíslate del mundo, solo es una ilusión, la fantasía de alguien más, solo existes un instante y al final nadie recordará quien eres, en un par de años solo quedará una imagen difusa, borrosa, pixeleada del rostro que solías tener, solo una vaga imagen de lo que parecías ser, tal como el recuerdo de ella. ¿Qué será de ella?, ¿pensará en mí?, lo dudo mucho.

El día avanza y aunque ahora me encuentro más tranquilo no puedo dejar de pensar que todo es una gran farsa, un pretencioso montaje de apariencias del que soy parte, una parte lastimera y quejumbrosa pero tan cobarde, o tan acostumbrada que no hará nada para cambiar, como sea, ya no me importa en absoluto, prefiero refugiarme nuevamente en mi casita de apatía, mandar a todos y a todo a la chingada; oscilo entre el hastío de la banalidad, lo mundano y entre la búsqueda de un sentido, un poco de profundidad, pero creo que estoy muy acostumbrado y adaptado como para cambiar ahora, es caso perdido, estoy aburrido, quisiera que este texto fuese mejor, mejor redactado, más original, ser reconocido, pero tan solo es un sarta de mentiras que me digo a mi mismo para hacerme sentir mejor, para hacer una declaración contra el sistema (otra más a la larga lista), pero soy tan falso como un billete de setenta y cinco pesos, soy tan irreal como todos esos chavitos que se visten con lentes de pasta y fedoras, toda esa bola de hipsters pretenciosos y estúpidos que suelo ver en los cafés que visito, hablando de arte, de cine y música con aire de conocedores, con su piel llena de tatuajes vistosos, de diseños complejos y muchas veces rebuscados, cascarones vistosos, pero ¿esto es realmente una expresión de individualidad? o ¿nos encontramos tan faltos de atención que cada día somos más extravagantes?, no lo sé, quizás solo soy un viejo amargado, criticón y cuadrado, seguramente es eso.

Ruinas de mi rutina

Esta sección tan desafortunada como su titulo, nació en momentos de poca suerte, si es que se puede catalogar así, momentos en que el comienzo de un mal día me impulsó a aporrear el teclado para expulsar la frustración, el enojo, las ganas de expresarme y con ello dar vida a tan infames textos.

La buena noticia es que gracias a esto se encendió el motor que me motivó a retomar el ejercicio de la escritura, así que al final no fue tan malo.

No estaba muerto, andaba de parranda. (Re-bienvenida)

11 de noviembre de 2014

Querido lector:

Me pesa notar que este blog se encuentra en tan triste estado de abandono, la culpa por supuesto es completamente mía; no es justificante, sin embargo debo argumentar que el ejercicio de escribir requiere disciplina y constancia, ambas cualidades de las que carezco y que a no ser que me vea obligado por alguien más a hacerlo, suelo dejar pasar el tiempo esperando que las musas vengan a mi e inspiren un texto arrebatador y lleno de verdades trascendentales, sé que es bastante pretencioso de mi parte, así que durante los últimos meses he tratado de bajarme de mi ladrillo y llevar una vida más sencilla y que esta nueva actitud se refleje en mis textos.

A pesar de esta nueva actitud la constancia y la disciplina siguen siendo vitales para el ejercicio textual, por lo que intentaré comprometerme con la causa y regalarles un escrito semanal, sé que suena poco pero aun así es más de lo que he estado haciendo, ténganme paciencia y si gustan echarme porras para ayudarme a salir de mi letargo estás siempre son bienvenidas en la sección de comentarios.

Sobre los temas que se manejarán la verdad serán a capricho mío, así podrán convivir en un solo espacio reseñas de películas, como textos más personales, o comentarios sobre mi día a día, así como mi colección de pseudo poesía lacrimógena o mis intentos de ficción; el tono dependerá en gran parte de la emoción que tenga en el momento de su gestación, que generalmente suele ser cuando me siento miserable o enojado, ¿será que cuando uno es feliz se olvida de estas cosas y se entrega al momento hasta que termina?. Muchas veces auguro, habrá líneas en las que me cuestiono a mí mismo, en las que me sentiré derrotado y sin ganas de continuar, gran parte de mi escasa producción suele inclinarse en estos temas, así que no se espanten y no me busquen un psicólogo o terapeuta para que me ayude, mejor compartan los textos para que lleguen a más gente y verán que con el tiempo todo esto se me pasa solo.

Consideraré también publicar algunos otros pseudo poemas que he hecho a lo largo de los años, disculpen sus carencias y sepan comprender que aún me falta mucho por aprender y mejorar, intento que cada texto sea lo más sincero posible y en un lenguaje sencillo, a veces hasta vulgar, aunque espero ir refinando mi vocabulario con la práctica y el tiempo.

Para finalizar, les vuelvo a dar la bienvenida, espero que este espacio sea de su agrado y que se sientan en confianza de comentar y compartir los contenidos, créanme que eso se los agradeceré bastante.

Atentamente:

Carlos Peral Cisneros.

Ficciones Tarantinescas (A 20 años de Pulp Fiction)

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Por: Carlos Peral Cisneros

30 de abril de 2014

Recordemos o imaginemos que llegamos a un restaurante temático de nombre: Jack Rabbit Slim’s, bajamos de un convertible rojo, un Chevelle Malibu  de 1964, entramos al lugar, observamos que las paredes se encuentran tapizadas con imágenes, objetos y memorabilia del Americana, en aquel sitio es posible que la misma Marilyn Monroe (¿o era Mamie Van Doren?)nos sirva un par de cheeseburgers (hamburguesas), o un steak (bistec) con Coca Cola y una malteada de cinco dólares; en medio de aquel lugar se halla una pista de baile, desde ahí,  un hombre con micrófono y acento sureño anuncia un concurso de baile, a su lado permanece una pareja con un aspecto cool y desenfadado, un hombre de traje negro con camisa blanca y una cola de caballo, ella, cabello oscuro con un corte bob, una blusa blanca y pantalón negro acampanado, sin duda luce sexy y misteriosa, toda una femme fatale, el sujeto del micrófono se acerca a ellos y pregunta por sus nombres, ella con voz dulce y femenina responde: “This is Mia Wallace”(“Esta es Mia Wallace»), el anfitrión solicita el nombre del acompañante, la misma Mia vuelve a responder, pero ahora engrosando su voz con un tono varonil intencionado: “Vincent Vega”, acto seguido el maestro de ceremonias, pide que muestren al público lo que pueden hacer, ellos se descalzan, se paran en medio de la pista al tiempo que la música de Chuck Berry comienza a sonar,  manteniendo su pose cool, la pareja comienza a seguir el ritmo, con mucho estilo y una innegable química nos muestran sus pasos de twist, la pantalla se inflama, nos toca y la historia en el restaurante termina.

En una breve escena de cortos minutos, el genio narrativo de Quentin Tarantino nos regaló una de las secuencias más memorables de su magnífica cinta: Pulp Fiction (1994) o quizá una de las más memorables de toda su filmografía, para aquellos que no han visto la cinta, corran a buscarla y véanla, para los que ya la vieron, ya saben de lo que hablo; decir algo nuevo sobre esta película parece una tarea difícil para un novato como yo, y es que ya se han dicho muchas cosas desde el momento de su estreno hace ya casi 20 años hasta el día de hoy, sin embargo comenzaré por decir que a mi parecer, estamos ante la mejor película de QT, filme que a mi juicio él mismo no ha podido superar, mencionar además que ganó  la Palma de Oro en el festival de Cannes es tan solo decir que los jueces eligieron correctamente y reconocieron al en aquel entonces joven director, un prometedor talento que apenas nos regalaba su segundo largometraje, una cinta alocada, satírica comedia negra que pronto se convirtió en un clásico, poseedora de un acertado y entretenido guión que pecaba por su originalidad, producto de la pluma del propio Tarantino y su amigo Roger Avary, por enlistar algunos otros premios, hay que recordar que la Academia hollywoodense le otorgó el Oscar al Mejor Guion Original, y aunque la cinta competía para Mejor Película, la estatuilla le fue negada, entre sus competidoras se encontraban Forrest Gump (1994) que se llevó los laureles esa noche y Shawshank Redeption [Sueños de fuga] (1994), entre otros filmes.

Sin duda el premio al guión estaba merecido, y es que este es tan sólido, que me atrevo a decir que con el mero script Tarantino ya tenía media película en la bolsa, destacan en él, sus brillantes diálogos, que son el hilo conductor que nos va guiando a lo largo del metraje, incluso las conversaciones que mantienen los personajes se han hecho tan populares que han logrado pasar a formar parte del acervo colectivo, y eso no es gratuito; al momento de su escritura, Tarantino fue muy cuidadoso en otorgar a cada personaje un toque de originalidad, un modo de hablar en particular que lo distingue de los demás, así, por medio de cada línea, los actores nos van mostrando la personalidad, la psicología y el carácter del sujeto al que le dan vida, al tiempo que con las mismas palabras van construyendo sus propias historias, anécdotas y el modo de ser de cada uno; lo que superficialmente pudiera parecer una plática banal, realmente es un vehículo mediante el cual el espectador puede conocer más a fondo al personaje e ir más allá de lo que se muestra en pantalla, el uso del dialogo es tan mordaz que incluso nos va guiando hacia otros personajes, permitiéndonos conocerles antes de que se muestren, o de igual forma, nos conduce hacia las próximas escenas de la película, anticipa situaciones o nos contextualiza con lo que vendrá, todo  esto aderezado con un acido sentido del humor y un lenguaje coloquial que hace que cada episodio sea sumamente entretenido y divertido.

Para ejemplificar mi punto anterior, me viene a la mente la secuencia clásica en la que los personajes de Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) son presentados por primera vez, en dicha escena, los matones van en un auto discutiendo sobre el nombre que se le da a la hamburguesa de cuarto de libra en los McDonald’s de Francia, la famosa Royale with cheese, o como hablan sobre el consumo y venta de marihuana en Ámsterdam, una plática en la que poco a poco el director nos conduce a otras dos subtramas, la primera, que no vendrá sino hasta el siguiente episodio, nos anuncia sobre la existencia de Marcellus Wallace, el capo mafioso jefe de este par, así como el nombre de su esposa Mia, y un relato poco agraciado en el que nos cuentan como Marcellus en un acto de celos y violencia aventó desde una ventana a uno de sus colaboradores por haberle dado un masaje de pies a su esposa Mia, el diálogo se extiende mientras que Jules y Vincent discuten sobre las implicaciones sexuales que hay detrás de un masaje de pies, conforme esto avanza, se devela la tarea que les fue encomendada a los gánsters, quienes arriban a un edificio de apartamentos en donde deben recuperar un maletín de misterioso contenido para ser devuelto al propio Marcellus y se abre paso a la siguiente secuencia.

Otra de las grandezas del guion radica en su estructura, aquí Tarantino nos regala una historia por episodios, un metraje que se va desarrollando como una serie de capítulos no lineales, cada uno independiente pero que se va construyendo sobre el anterior o sobre el siguiente, armando una especie de rompecabezas circular, de esta forma, la historia de cada personaje se va hilando con la del siguiente o complementando tan solo una imagen final que hasta el último minuto de la película se revela como un gran mosaico hecho con las piezas de cada relato; esta estructura tan poco convencional, nos sugiere tomar a un pequeño grupo de gente que vive dentro de la misma ciudad, Los Ángeles, sin embargo algunos de ellos ni siquiera se conocen o tan solo se han cruzado en un par de ocasiones, a veces, sin notarlo, empero, conforme la acción avanza, los problemas y situaciones que vive cada uno de ellos los va uniendo e hilando sus propias historias para construir el cuadro final que es toda la película.

Dicha estructura tan dinámica y original fue explotada o utilizada si se prefiere por muchos otros cineastas en la posteridad, no obstante, el propio Tarantino no ha vuelto a utilizarla en los filmes que realizó a continuación de este, es cierto que sus historias mantienen ilación y existen algunos saltos narrativos que más tarde serán resueltos, sin embargo el esquema circular no se ha vuelto a hacer presente dentro de su filmografía, al respecto de esto, en alguna ocasión escuché decir a un erudito que en su opinión el guardaba sus reservas sobre el verdadero genio del propio QT a la hora de construir su historia de esta forma, justamente porque el director no la ha vuelto a utilizar, es sospechoso apuntaba el perito en análisis cinematográfico, “me hace pensar que tan solo fue un golpe de suerte del realizador” concluyó, pese a ello, considero que el crédito que se le da a Tarantino por originalidad es merecido, sustento mi argumento en la evidencia de los propios diálogos, puedo decir que cada diálogo de cada escena nos conduce a la siguiente, como apunté anteriormente, en verdad las líneas no se colocaron de forma gratuita, sino que son también pieza clave del rompecabezas, son la herramienta mediante la cual el director nos va a anticipando o preparando para lo que vendrá a continuación, o nos complementa también lo que ya sucedió en una escena previa. Por citar un ejemplo de lo anterior, puedo mencionar la historia de Butch Coolidge (Bruce Willis) el boxeador, desde su primera aparición y encuentro con Marcellus Wallace, poco a poco y en diferentes secuencias se va complementando su propio relato, que nos conduce a la historia del reloj de oro, pasando por la escena del taxi y el desenlace final en el que vuelve a encontrarse cara a cara con Marcellus, liándose en el trascurso con otros personajes nuevos y algunos ya conocidos.

Otro punto destacable de la cinta es la forma en que Tarantino hace suya la cultura popular norteamericana, el director la toma, se apropia de ella y la transforma en un elemento característico de su filme, en cada episodio se puede notar que cuidadosa pero deliberadamente se hayan insertos uno o varios elementos de la cultura pop, de tal forma que podemos encontrarnos con referencias a Elvis Presley, o a personajes populares e incluso con citas bíblicas de dudosa procedencia, así como la omnipresente presencia de la comida rápida, las cafeterías y la televisión; la película es en sí misma una alusión hacía lo popular, inspirada en los relatos a veces inverosímiles pero sumamente entretenidos de los pulps, unas pequeñas revistas ilustradas como comics o historietas, que fueron muy famosas durante los años treinta y hasta finales de los cincuenta en Estados Unidos, en las que se contaban historias de matones, gánsters o incluso en ocasiones relatos de ciencia ficción, (quizás lo más cercano a un pulp en México sea El libro vaquero), impresas en papel barato que se vendían como literatura popular y gozaban de gran aceptación entre el gran público.

Mención aparte se debe de hacer sobre el destacado uso de la música, la cual juega un papel importante, seleccionada por el propio Tarantino, el soundtrack está conformado por una recopilación de viejas canciones con aires a Rock & Roll, Country, Surf, Folk y algunas baladas cercanas al Pop de los años cincuenta, algo sumamente norteamericano que además sigue la línea de lo popular. Como parte de este pastiche de la cultura pop entra en juego el uso de la violencia, que en la película se utiliza en ocasiones como un recurso estético o  en otras como detonador de acción, una constante en las cintas de Tarantino,  asimismo el realizador explota la cotidianeidad de la violencia, que es parte de la sociedad e incluso forma parte del vox populi, es un elemento más que refleja a la cultura contemporánea en los filmes de este director.

A un par de meses de que la película cumpla su vigésimo aniversario, es justo decir que esta se mantiene tan fresca como el día de su estreno en 1994, de manera personal, puedo decir que esta es una película que he visto en repetidas ocasiones, y sin temor a equivocarme puedo decir que a cada nueva revisión continúa atrapándome, me hechiza y me permite encontrar nuevos y pequeños detalles; quizás en el fondo sí haya sido un golpe de suerte para el propio Tarantino haber hecho una película como esta, sobre todo porque después de ella la prosigue la poco agraciada Jackie Brown (1997) y luego un silencio que se prolongaría hasta mediados de la década pasada, cuando salió la primera parte de Kill Bill (2004), tal vez si fue suerte toparse con una Pulp Fiction o quizás las grandes obras sean un acontecimiento que nos pasa una sola vez en la vida, no lo sé, pero creo que es innegable decir que QT posee talento y oficio, es cierto que sus filmes posteriores no han logrado igualar la riqueza y genialidad de esta cinta, pero bueno ¿cuántos otros directores o guionistas no desearían contar con una película tan buena como esta?. Veinte años y contando, Pulp Fiction se ganó desde hace tiempo un lugar privilegiado en el Olimpo fílmico, un lugar merecido, así como también un espacio dentro de la cultura popular y el consciente colectivo del que tanto se nutrió. Como fan de la película solo me queda celebrar estos veinte años y esperar por una edición especial, o en su defecto volver a disfrutar de la cinta como tantas veces.

El Lobo de Wall Street, el dinero lo es todo

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Por: Carlos Peral Cisneros

15 de Abril de 2014

La nueva película de Martin Scorsese, El Lobo de Wall Street (2013), es una cinta que viene a demostrar la amplia experiencia y buen ojo que tiene su director a la hora de contar una historia; la cinta, que tiene una duración de tres horas, se desenvuelve con tal fluidez que el tiempo pasa volando, Scorsese nos demuestra una vez más que es un hombre que conoce su trabajo, sabe cómo mantener el ritmo del filme al tiempo que mantiene a la audiencia entretenida, también es cierto que a pesar de sus virtudes, El Lobo de Wall Street dista de ser la mejor película del veterano director, sin embargo también está lejos de ser una mala película. Uno de los adjetivos que podría venir a describir la esencia de esta cinta es que estamos ante la presencia de un Scorsese descafeinado, y no lo digo a manera de crítica o intentando descalificar a la película y su trabajo de dirección, al contrario, es una cinta genial, de las mejores que he visto últimamente, a decir verdad; empero se nota deudora cuando se le compara con otras cintas del propio Scorsese como las monumentales: Mean Streets (1973), Goodfellas (1990) y Casino (1995).

Al punto, se podría decir que el director italoamericano viene contando la misma esencia argumental que en los filmes antes mencionados; es decir, estamos dentro de territorio conocido. En El Lobo de Wall Street se presenta el efervescente ascenso y colosal caída del corredor de bolsa Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio), un sujeto que surgió de la nada para conquistar el mercado de las inversiones por centavo (Penny Stocks), y convertirse en un coloso del mundo financiero, excesos, drogas, sexo, mujeres hermosas, yates y una vida dedicada al dinero son algunos elementos que engalanan al filme. ¿Les suena familiar?, Intenten intercambiar la frase con la que Ray Liotta abre en Goodfellas (1990)  y quizás mi punto quede más claro; en dicha cinta, Henry Hill (Liotta) nos relata: “Desde que tengo memoria, siempre quise ser un gánster”, mientras que en El Lobo la voz de DiCaprio nos repite la misma línea intercambiando al final un: “Siempre he querido ser rico”, creo que las similitudes son bastante obvias.  Repito, estas cintas comparten muchos elementos en común que son ya un sello, una firma inconfundible del cine de Scorsese, por ejemplo: el argumento del hombre joven que asciende rápidamente en un mundo lleno de tentaciones, quien al final cae por sus propios errores y por su ambición desmedida, por sus excesos, también se nota el uso omnipresente de la voz en off de un narrador, quien nos va guiando a lo largo del metraje, así como algunos otros elementos que no mencionaré.

A pesar de estas familiaridades es justo decir que El Lobo de Wall Street tiene su propia personalidad, tiene su encanto y sabe cautivarnos por mérito propio, no obstante, es hermana menor de filmes anteriores que retoman este argumento, el cual innegablemente ha sido una constante en la filmografía del neoyorquino, como lo dije atrás, esto es un sello personal de su autor, quien desde muy joven mantuvo una inclinación natural por tocar estos temas, y la verdad es que lo hace con naturalidad, es espontaneo, se nota que conoce y sabe de lo que habla.

La cinta además destaca porque es una de las más largas hechas por Scorsese, sin embargo, es tan fluida que el tiempo pasa volando, mucho se debe a su destacado uso de la comedia, impregnada por el humor negro y la ironía, la dirección de cada escena pareciera construirse como una serie de gags cómicos que se van hilando una tras otro al tiempo que construyen la historia del propio Belfort. Mucho se ha señalado que en esta ocasión, el director le dejó campo abierto a sus actores para la improvisación, un gesto que sin duda demuestra la tremenda confianza que tiene en ellos, y que logra reflejar su talento en la pantalla, con lo que además le imprime mucha espontaneidad y frescura a la película. Son más los aciertos que los errores en El Lobo, aunque debo decir que existen momentos en donde la propuesta o la crítica que intenta hacer Scorsese pareciera diluirse, es fácil olvidar en algunas partes si lo que se nos muestra en pantalla es una alegoría, una celebración del aparente sueño americano o si de verdad se esta haciendo una crítica profunda.

Queda claro que Scorsese nos presenta un mundo atractivo y seductor, que llama con fuerza a sus protagonistas, un lugar en donde el poder del dinero le permite a quien lo posee tener al universo bajo sus pies, podemos decir que en este filme Leonardo DiCaprio es realmente “el rey del mundo”, aunque pronto caerá víctima de sus  propios impulsos, sus excesos, perversiones y de su ambición insaciable; empero, la caída del propio Belfort no es una tragedia de proporciones catastróficas, o al menos no se muestra como un castigo que llegue para redimir al personaje, sino todo lo contrario; luego de perder su imperio, Belfort no cae en la miseria o en una racha negra, pues como él mismo lo menciona, a pesar de todo, sigue siendo millonario y eso es lo importante, quizá este breve momento sea la genialidad más grande de todo el largometraje, pues de forma rica e irónica Scorsese nos señala la verdad imperante de nuestra sociedad, en nuestro esquema ya no existe la redención, el castigo o el juicio moral,  hay sólo una ilusión de ello, una mera pantalla, en el mundo contemporáneo lo que de verdad importa es lo que tienes, no lo que eres; como dice el propio Belfort en el encierro: “Caí en un lugar en donde todo está a la venta y yo tengo la plata para comprarlo”.

En conclusión, en El Lobo de Wall Street Scorsese retoma la historia verídica de Jordan Belfort, y la convierte en un relato digno de nuestros tiempos, con su experiencia logra recrear el carnaval que vivió su protagonista durante su ascenso a la cúspide financiera, al tiempo que denuncia la degeneración que desde hace décadas ha sufrido el American way of life, el poder del dinero y cómo éste se ha convertido en la máxima veneración de nuestra sociedad; el amor por el dinero se ha comido todo lo demás, y al final no importa porque todo lo perdido puede volverse a comprar.